Foto Portada: Una monja besa en la frente a Monseñor Romero, quien murió asesinado en San Salvador el 24 de marzo de 1980. Foto: AP Photo/Eduardo Vazquez Becker
Por Eduardo Vázquez Bécker.- A cuarenta y tres años del asesinato del arzobispo Oscar Arnulfo Romero, sus ovejas todavía claman por no saber a ciencia cierta quién mató a su pastor.
Monseñor Romero fue asesinado el lunes 24 de marzo de 1980 de un disparo que le atravesó el corazón cuando celebraba una misa en la capilla del hospital para cancerosos La Divina Providencia, en el norponiente de la capital salvadoreña.
Iguak que el que Tomás Becket, el arzobispo de Canterbury, Inglaterra, solo qeu muchos años más tarde, encontró la muerte al pie del altar mientras celebraba el sacramento de la reconciliación, la bala que disparó el asesino destrozó su corazón, un corazón cuyo delito fue creer apasionadamente en la justicia, en el amor entre los hombres.
Han transcurrido desde entonces 43 años y aún no se ha esclarecido con certeza judicial quien mató al pastor.
La primeras versiones sobre como ocurrieron los hechos se fundamnentan en los comentarios de la religiosa Socorro Iraheta hechos al entonces arzobispo de Panamá y según las cuales esta se encontraba cenando en el interior de las instalaciones destinada para comedor general cocina y lavaderos, cuando escuchó a otra religiosa gritar “le están disparando a Monseñor” por lo que dejó de cenar y se precipitó a la calle con dirección a la Iglesia a ver que ocurría. Nunca dijo si la religiosa que se encontraba en la ventana y que dio la voz de alerta tambien salo a laalle, si lo hizo antes o después.
“Salí corriendo y al pasar por las gradas de la iglesia vi allí a un hombre que estaba junto a un vehículo y el cual era un hombre blanco, flaco, delgado del que se le gtrbó la imagen ( a pesar de que pasó rrapido y de que su intención no era no era ver a ninguna persona que estuviese en ese lugar) La testigo asegura que su intención solo era ir en auxilio de monseñor Romero, sin embargo tuvo tiempo para reparar en detalles particulares de la persona que segun ella se encntraba en el lugar para concluir con una afirmación que a la fecha sigue siendo discutible: ” ese hombre era el mayor Dábuisson le dio la religiosa al arzobispo de Panamá. Estas declaraciones fuero hechas por la religiosa en 1984, es decir cuatro años más tarde, asegurando que no lo hizo antes ” poque nadie antes me lo había preguntado”.
Otra versión interesante es la ofrecida por el corrsponsal de ABC de España entonces con sede en Nueva York, quien el 25 de marzo del 80 retomó versiones de supuestos testigos escribió que Monseñor Romero había sido asesinado por una sola persona en el momento mismo en que daba la comunión. “Un individuo armado con una pistola, provista de silenciador, disparó contra él un solo tiro, acertándole en el mismo corazón”. “Mientras el asesino iniciaba su huida hacia la calle, alguien efectuó dos disparos para asustar a la gente, que se echó al suelo. Los asesinos huyeron sin problemas en un vehículo que esperaba a la puerta del hospital” agregó en su nota.
La más contradictoria de las versiones y posiblemente la que más ha confundido a jueces e investigadores es la del fotografo salvadoreño Eulalio Pérez que se encontraba en el lugar de los hechos para dar cobertura a una misa de novenario por la la madre de Jorge Pinto, un conocido periodista opositor del entonces regimen e identificado con los grupos que apoyaban la lucha armada izquierdista en el país. Perez colaboraba oasionalmente con un periódico local y con el corresponsal de la agencia United Press International UPI, el panameño Demetrio Olacireguí quien dio a Pérez la encomienda de dar cobertura a la misa sabido que quien la oficiaría sería el arzobispo Oscar Arnulfo Romero
Monseñor Romero fue asesinado un mes y dos días después de haber celebrado su tercer aniversario de la toma de posesión como arzobispo de la capital de El Salvador y al mes veinticuatro dias de haber sido honrado por la Universidad de Lovaina con el doctorado honoris causa por su defensa de los derechos humanos.
De ahí a la fecha las versiones de los sectores vinculados a la izquierda han mantenido la teoría de la conspiración encabezada por el fallecido mayor Dabuissón; sin embargo todavía hay mucha tela que cortar
El ahora San Monseñor Óscar Romero fue un buen pastor, un hombre bueno, un obispo que había tomado radicalmente en serio su deber de pastorear -y, por tanto, defender- a sus fieles. A cuarenta y43 años del martirio sus ovejas todavía claman por no saber a ciencia cierta quién mató a su pastor.
Recientemente escribimos que el fiscal general de la república es un funcionario excepcional por lasfacultades que le confiere el Estado. Esta sería una oportunidad para que el actual jefe del ministerio púnlico, Rodolfo Delgado, excepcionalmente, reabra las investigaciones sobre el caso y pase a la historia como el fiscal que despejó la incognita histórica de quién mató al ahora San Oscar Arnulfo Romero y dejó sin pastor a sus ovejas