Molesto por el avance de la caravana de más de 7000 centroamericanos hacia Estados Unidos, y envalentonado en plena campaña electoral, el presidente Donald Trump recicló su retórica ácida contra los inmigrantes y anunció que recortará la asistencia a Guatemala, Honduras y El Salvador porque no lograron frenar el éxodo desde una de las regiones más violentas hacia la primera economía mundial.
Cuando faltan dos semanas para que ponga en juego el control del Congreso en las urnas, Trump reforzó su azote verbal a la caravana al afirmar, sin brindar evidencias, que entre los migrantes había «criminales», miembros de la pandilla MS-13 y personas «desconocidas» de Medio Oriente, y que había alertado al ejército de que se trataba de una «emergencia nacional».
La última movida de Trump representa la escalada más contundente en contra de los migrantes que avanzan en México y Guatemala hacia la frontera sur de Estados Unidos huyendo de la pobreza y la violencia. Trump, que había presionado a los países de Centroamérica para que frenaran el éxodo, decidió concretar ahora una de sus principales amenazas al cerrar la asistencia financiera, un giro en la política exterior de la Casa Blanca que tensa los lazos con América Latina y podría incluso llegar a agravar los problemas que llevaron a los migrantes a emprender su viaje al norte.
«Guatemala, Honduras y El Salvador no pudieron hacer el trabajo de impedir que las personas salgan de su país y lleguen ilegalmente a los Estados Unidos. Ahora comenzaremos a reducir, o reducir sustancialmente, la masiva ayuda extranjera que se les da habitualmente», tuiteó el presidente.
Estados Unidos tiene prevista una asistencia por unos US$182 millones para Guatemala, Honduras y El Salvador para el corriente año fiscal, casi todos fondos destinados a programas de desarrollo económico, según cifras del Departamento de Estado. Trump dejó fuera de su anuncio a México, un socio estratégico de Washington.
«No hicieron nada por nosotros. ¡Nada!», se quejó Trump en un breve intercambio con la prensa en los jardines de la Casa Blanca, al lamentar los «cientos de millones de dólares» girados a los tres países centroamericanos. Luego, dijo que si los periodistas llevaran cámaras a la caravana encontrarían «de todo».
«Van a encontrar MS-13, van a encontrar gente de Medio Oriente, van a encontrar de todo. ¿Y saben qué? No vamos a dejar que entren en nuestro país», advirtió.
Fiel a su retórica xenófoba y a sus mensajes que vinculan la inmigración con el delito, uno de los sellos de su campaña presidencial y ascenso político, Trump ya había dicho más temprano en otro tuit que dentro de la caravana había «delincuentes» y «desconocidos» de Medio Oriente, una mención que pareció sugerir la presencia de terroristas.
«Lamentablemente, parece que la policía y los militares de México no pueden detener a la caravana que se dirige a la frontera sur de Estados Unidos, donde delincuentes y desconocidos de Medio Oriente están mezclados. He alertado a la patrulla fronteriza y al ejército de que se trata de una emergencia nacional. ¡Deben cambiar las leyes!», afirmó el mandatario en otro tuit.
La nueva ofensiva de Trump ocurrió horas antes de un acto de campaña en Texas, uno de los principales estados de ingreso de los migrantes por la frontera sur, donde el magnate compartió el escenario con el senador Ted Cruz, quien busca la reelección y ha enfrentado una dura campaña por parte del congresista demócrata Beto O’Rourke.