Señor Fiscal General de República, y el caso “corruptela” cuándo?

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Cuando el Estado deposita en manos de un ciudadano la obligación de defender sus intereses y los de la sociedad, pero sobre todo de defender la legalidad y los derechos humanos, lo convierte en un ciudadano excepcional; por consiguiente, el fiscal general de la república debe ser y actuar de manera excepcional, sin ataduras ni prejuicios de ninguna natiraleza.

Se puede ser excepcional de manera positiva o de manera negativa, respetando las normas y los principios o transgediendolos, como ocurrió en el caso del exfiscal Douglas Meléndez quien, con el fin de satisfacer venganzas políticas y promover su reelección en el cargo, armó y montó la “corruptela” que mantendría en la cárcel a Luis Martínez.

Dos fiscales y dos empleados administrativos de la fiscalía reconocieron, admitieron y denunciaron, haber sido encapuchados, torturados y obligados por ordenes del exfiscal Meléndez para declarar falsedades en el caso “Corruptela”.

El caso “corruptela” es un verdadero chapandongo (americanismo para designar un desorden o una confusión sin pies ni cabeza),con el que, basados en presunciones que nunca llegaron a indicios, se han violado derechos y garantías fundamentales de 32 ciudadanos desde hace más de seis años.

Aquí es donde el fiscal general de la republica debe hacer honor a la investidura que le otorgó el Estado al ser nombrado en ese cargo. Excepcionalmente puede ordenar, a petición de parte o de oficio, que se retiren los cargos contra todos los imputados o a pedir un sobreseimiento definitivo. Con la declaración de los exfiscales y ahora también extestigos, basta y sobra para hacerlo.

Hágalo usted señor fiscal y demuestre con ello que está cumpliendo con el mandato de defender la legalidad y los derechos humanos de sus conciudadanos.

Sobre el fiscal general solo Dios y la ley, de ahí emana su fuerza como funcionario al servicio de la sociedad cuyos intereses le han sido confiados. Un fiscal indiferente a ese compromiso se hace ilegítimo porque con esa actitud desconoce las normas y principios sobre los que sustenta su propia autoridad y no creemos que ese sea el cao de Rodolfo Delgado. Este es el momento propicio para demostrar que es un funcionario excepcional positivo, después quizás sea muy tarde. El caso “corruptela” debe dejar de esa cárcel invisibe que Douglas Meléndez armó para saciar sus ansias de póder y de venganza