La espectacular evasión, propia de una de las películas de fugas de criminales a las que tan aficionado es Faïd, comenzó poco antes de las 11.30 de la mañana del domingo, cuando un helicóptero se posó en el patio de honor de la prisión, el único espacio que no está protegido para evitar, precisamente, la entrada de objetos voladores a la cárcel. El aparato había sido robado poco antes por tres hombres de un aeródromo de Seine-et-Marne. Según L’Express, que cita fuentes de la investigación, el equipo había contactado con el piloto 15 días antes para contratar un “vuelo de bautismo”.
Dos miembros del comando de liberación, encapuchados y fuertemente armados, se bajaron rápidamente del helicóptero para buscar a Faïd, quien normalmente estaba en una célula de aislamiento de la prisión pero que ese domingo, día de visitas, se encontraba en la zona de locutorios, que cuenta con un régimen de seguridad menos riguroso. Una muestra más, según las autoridades, de que el plan había sido minuciosamente elaborado y que estaba pensado hasta el menor detalle. La operación duró menos de diez minutos y no dejó ningún herido.
Un preso logró grabar algunas imágenes reproducidas por el diario Le Parisien, que muestran a dos hombres vestidos de negro correr desde el helicóptero hasta el edificio donde presuntamente estaba Faïd y, más tarde, se puede ver el aparato emprendiendo de nuevo el vuelo. El helicóptero quedó abandonado y parcialmente incendiado a unos 70 kilómetros de la prisión, en Garges-lès-Gonesses, al norte de París. El piloto, un instructor que fue tomado como rehén y obligado a realizar la peligrosa operación, seguía hospitalizado este lunes en estado de shock.
Una vez en tierra, los delincuentes emprendieron la huida por la autopista A-1 en un Renault negro que les esperaba. El vehículo fue abandonado en un centro comercial en Aulnay-sous-Bois, a solo una decena de kilómetros. Ahí, Faïd y sus cómplices abordaron una camioneta blanca de la marca Citroën en dirección Val d’Oise. Según la emisora BFM TV, una cámara de seguridad de un supermercado logró captar a Faïd en ese vehículo. Su rastro se pierde en ese momento.
La ministra de Justicia, Nicole Belloubet, reconoció este lunes que “puede” que se produjera un fallo de seguridad en la prisión donde cumplía sentencia Faïd. “He ordenado que una misión de la inspección general de la justicia se desplace hoy [por el lunes] para ver cómo fallaron las medidas de seguridad, para que podamos remediarlas”, dijo en la emisora Europe 1. Entre los errores ya reconocidos, agregó, está el de no haber movido con más frecuencia a una persona como Faïd, con un largo historial delincuente y con una fuga a sus espaldas. “Sin duda, hace falta una rotación más frecuente”, dijo Belloubet.
El atracador llevaba “varios meses” en la cárcel de Réau, al sur de París, para cumplir los 25 años de cárcel a los que había sido recientemente condenado por un atraco en 2010 en el que murió una policía de 26 años. También había sido condenado a 10 años por la evasión de la prisión de Lille en 2013 —en esa ocasión tomó varios rehenes y reventó con explosivos varias puertas de la cárcel— y a 18 por un asalto a furgón blindado, una de sus especialidades.
Si bien Faïd ha demostrado tener una sólida red de cómplices en el exterior, la evasión podría ser la parte más sencilla de su plan de fuga. Faïd es uno de los atracadores más famosos de Francia, que tras la publicación de un libro autobiográfico en 2010 hizo la ronda por los platós de televisión de todo el país. Su imagen vuelve a inundar los medios franceses. La última vez, fue atrapado a las seis semanas. El reloj vuelve a correr ( El Pais)