El Populismo político

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Históricamente la libertad humana y los sistemas democráticos de algunos países han sufrido embates de ideologías políticas que en su momento cobraron vidas en guerras fratricidas y coartaron libertades y derechos humanos en regímenes absolutistas y totalitarios. El fascismo, nacismo y el comunismo, nacieron y se promulgaron mediante líderes sociales con ideologías políticas que traerían una utópica bienaventuranza paradisiaca al mundo.

Con discursos elocuentes e imponentes y apelando a un nacionalismo exacerbado, calaron en el corazón de muchas personas; ganaron su confianza y luego de automatizar mentes masivamente, gran parte de ellos fueron cómplices de infinidad de barbaries. desbarataron los sistemas democráticos de los países donde se enquistaron, llevando miseria, hambrunas… una realidad sombría y muy diferente a la prometida inicialmente.

Las primeras ideologías mencionadas desaparecieron, sin embargo, el comunismo logró perdurar más en el tiempo aniquilando sistemas democráticos completos, por ideales y caprichos personalistas de líderes que su incontrolable ambición de poder, los llevó a transgredir y eliminar leyes para instaurar su legado de perjudiciales arbitrariedades. Luego de tener recientemente los escándalos de corrupción de países que adoptaron el Socialismo del siglo XXI, de ver una Venezuela en paupérrimas condiciones políticas y económicas y de ser testigos del presidente Daniel Ortega y su violenta opresión contra el pueblo nicaragüense; nos embarga la tristeza de cómo estas ideologías políticas cíclicamente aparecen para lacerar los sistemas democráticos.

Una característica esencial y arraigada en líderes políticos que azuzaron a masas de personas a votar por ellos para llegar al poder y luego deformaron su discurso, sufriendo una metamorfosis de ideales políticos. Esta característica es el llamado populismo, el escritor y premio nobel de literatura Mario Vargas Llosa lo define como: “las políticas que sacrifican el futuro en nombre de un presente efímero.”

Así es como actuales líderes populistas seducen con planes de gobierno aparentemente atractivos, de un beneficio amplio para las clases más desvalidas y abandonadas. Una vez en el poder estos mágicos planes, resultan ser copias desmañadas de regímenes infértiles, verticalistas y autoritarios del pasado.

El populismo político, hoy por hoy es un mal del presente para los sistemas democráticos de los países; no se encasilla en ideología política, desde gobiernos muy democráticos como el Reino Unido que un populismo catastrófico en un proceso conocido como el Brexit, los llevo a salir de la Unión Europea. Hasta un Donald Trump que le permitió ganar la presidencia en EE.UU. y el caso más reciente el de Manuel López Obrador en México. el populismo se avoca siempre al nacionalismo para conectar con las personas y los ejemplos antes mencionados lo hicieron perfectamente.

El populismo en la actualidad se ha convertido en una fuerza política gravitante que ha adquirido una dimensión que no tenía en el pasado. Trasciende países y continentes, políticos de cualquier ideología lo utilizan para garantizarse la victoria en las elecciones. El populismo y la demagogia nos han demostrado que atentan contra la libertad y los derechos individuales; la democracia no es perfecta, pero es perfectible, es el sistema que encaja en la libertad de la naturaleza humana.

La democracia es el único sistema que lucha contra el subdesarrollo creando formas de vida legítimas y decentes. La cantaleta populista que la democracia es la máscara de la explotación está desfasada. La democracia, la propiedad, la empresa privada y las economías de mercado son inseparables, no puede haber democracia donde no existe el mercado libre; no puede ser controlada por el Estado en su totalidad. La democracia representa la heterogeneidad y esta pluralidad humana desaparece, cuando se elimina a la propiedad privada. Esta siempre estará en riesgo con el imperante y lesivo populismo político.

Luis Enrique Contreras Reyes

Analista Político y Escritor

@LuisSaxum