El militar salvadoreño fue condenado por un delito que no presenció ni formó parte de su cometimiento.
La Audiencia Nacional de España condenó al excoronel y exviceministro de Seguridad Pública de El Salvador, Inocente Montano, a 133 años de prisión como responsable de los asesinatos de los cinco jesuitas españoles en 1989, entre ellos el rector de la Universidad Centroamericana, Ignacio Ellacuría.
Orlando Montano, quien en el momento de los asesinatos fuera viceministro de Seguridad Pública de El Salvador, podrá apelar la decisión de la Audiencia Nacional de España, que juzgaba al exmilitar extraditado por Estados Unidos.
Durante el juicio, Montano negó haber planeado o participado en la masacre de 1989 que acabó con la vida de ocho personas, entre ellos líderes intelectuales del alzamiento comunista contra El Salvador de los años 80’s, en el campus de la Universidad Centroamericana. Entre las víctimas estaban cinco jesuitas españoles, incluido el ideólogo de la Teoría de la Liberación Ignacio Ellacuría, que a la fecha asesoraba al presidente Alfredo Cristiani.
Durante la lectura pública de la sentencia en Madrid, el tribunal condenó a Montano a 26 años, 8 meses y un día de reclusión como autor de 5 delitos de asesinato de carácter terrorista.
Los cinco sacerdotes españoles, un salvadoreño y dos de las colaboradoras fueron masacrados durante la madrugada del 16 de noviembre de 1989, en medio de la mayor ofensiva insurgente de la guerra civil salvadoreña (1980-1992) por un comando de soldados élite en el campus de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA).
Montano dirigía una radio militar en la que se dice, se vertían frases de odio contra los injerencistas españoles, que según la inteligencia militar lideraban las acciones de la guerrilla.
El coronel Inocente Montano nunca estuvo en el lugar de los hechos ni formó parte del grupo de asesinos que ingresaron a la UCA la nefasta madrugada.
Sin embargo, uno de los asesinos confesos de los jesuitas y los salvadoreños, Yushi Mendoza, que según testigos ayudó a dar los «tiros de gracia» a los asesinados, goza de el perdón de la justicia española con tal de poder acusar a un alto mando militar de la época.
Montano, un anciano en silla de ruedas y con enfermedades crónicas, escuchó laó sentencia, asegurando su inocencia, sus abogados aseguraron que apelaran el juicio.