Grandes películas para entender el mundo del Derecho

0
900

El cine nos ha dado grandes películas con las que entender mejor el mundo del Derecho, o algún tema relacionado con él. Y es que el cine nos ofrece de forma amena algunos contenidos jurídicos con mayor o menor fidelidad. Son innumerables las películas que cuentan con grandes tramas jurídicas y es imposible establecer una clasificación, pero aquí proponemos 15 films básicos.

A ellas podríamos unir otros grandes clásicos como “El juicio de Nuremberg” (Stanley Kramer, 1961), “Kramer contra Kramer” (Robert Benton, 1979), “En el nombre del padre” (Jim Sheridan, 1993), “Presunto inocente” (Alan J. Pakula, 1990), “Michael Clayton” (Tony Gilroy, 2007), “El misterio Von Bülow” (Barbet Schroeder, 1990), “Pactar con el diablo” (Taylor Hackford, 1997)…, por solo citar algunas más.

1. TESTIGO DE CARGO (Dirigida por Willy Wilder, 1957)

Testigo de cargo es una adaptación ingeniosa y concisa de una novela de Agatha Christie. Es un notable drama judicial, ingenioso y con un gran reparto.

Leonard Vole (Tyrone Power) es acusado del asesinato de la señora French, una mujer adinerada con la que mantenía una relación de amistad y también de interés y que le ha dejado como beneficiario de un cuantioso.

Todas las pruebas juegan en su contra, por lo que acude a pedir ayuda a sir Wilfrid Roberts (Charles Laughton), uno de los mejores “barristers” (abogados penalistas que actúan ante el tribunal en Inglaterra) en activo.

Las pruebas circunstanciales en su contra son bastante claras, pero el gran criminalista cree en su inocencia y quiere defenderle por todos los medios.

Casado con una alemana (Marlene Dietrich) que conoció durante la guerra, Vole encuentra en ella el más adverso testigo de cargo, puesto que se niega a testificar en favor de su marido.

En ‘Testigo de cargo’ el espectador acompaña al abogado y se convierte en juez y también en testigo de los hechos que nos muestran, convirtiéndonos en testigos del engaño al mismo tiempo que somos engañados.

Charles Laughton, interpretando al soberbio abogado Sir Wilfrid Roberts en “Testigo de Cargo”.

2. DOCE HOMBRES SIN PIEDAD (Dirigida por Sidney Lumet, 1957)

Obra excepcional para analizar conceptos como el de duda razonable y que examina la relevancia del trabajo que realizan los miembros de un jurado. Son magistrales las interpretaciones de sus doce protagonistas.

Narra la historia de los componentes de un jurado que se retiran a reflexionar sobre lo que parece un sencillo y claro caso de asesinato (un chico ha matado a su padre).

Cuando parece que no van a tardar demasiado en decidir un veredicto, uno de ellos no lo tiene tan claro, tiene lo que se llama duda razonable, aquella que si surge es necesario e imprescindible dictaminar que el acusado es inocente (su vida depende de la decisión de estos doce hombres).

Expondrá sus argumentos y pedirá una nueva votación para ver si alguien más se lo ha pensado.

Poco a poco las duda comienzan a surgir y los jurados empiezan a variar su voto inicial.

Se trata de una mirada inteligente en el sistema judicial a través de los ojos del jurado ya que se desarrolla íntegramente en la sala del jurado durante sus deliberaciones.

Con gran intensidad dramática pone sobre la mesa los riesgos y los valores de esta institución, planteando cuestiones jurídicas de valoración de la prueba, la noción de duda razonable, la subjetividad de los testimonios, la presunción de inocencia…

Además de los actores, lo mejor de la película es como paulatinamente, la necesidad de exposición y motivación detallada de los hechos y pruebas que los apoyan va mutando la lógica condenatoria en absolutoria o “no culpable”.

En España también se grabó un “Estudio 1 de TVE” con el mismo argumento, con Jesús Puente, Pedro Osinaga, José Bódalo, Luis Prendes, Manuel Alejandre, Antonio Casal, Sancho Gracia, José María Rodero, Carlos Lemos, Ismael Merlo, Fernando Delgado y Rafael Alonso.

Fotograma de la película “Doce Hombres sin piedad”, con un elenco de actores encabezado por Henry Fonda.

3. MATAR A UN RUISEÑOR (Dirigida por Robert Mulligan, 1962)

Esta película está basada en la novela de la escritora Harper Lee, que ganó el premio Pulitzer en 1961.

Probablemente es una de los filmes que más ha contribuido a dar buena imagen de la abogacía. El personaje de Atticus Finch, interpretado magistralmente por Gregory Peck, representa el paradigma de lo que un buen letrado debe ser.

Finch es un abogado de una pequeña ciudad del estado sureño de una Alabama racialmente dividida durante los años de la Gran Depresión.

Viudo y con dos hijos a su cargo, acepta ocuparse de la defensa jurídica de un campesino negro acusado de violar a una joven blanca. Muchos de los habitantes de la ciudad tratan de disuadirle para que se retire del caso, pero él está decidido a seguir adelante.

Y es que como él mismo les dice a sus hijos para explicarles la decisión que ha tomado.“Uno es valiente cuando, sabiendo que la batalla está perdida, lo intenta a pesar de todo y lucha hasta el final. Uno vence raras veces, pero alguna vez vence”.

Es una película entrañable que aborda el racismo y la intolerancia. Ha pasado más de medio siglo, pero los valores que defiende ‘Matar a un ruiseñor’ –la solidaridad, la justicia, la amistad, la lucha contra los prejuicios– siguen tan vigentes como entonces, si no más.

Gregory Peck interpreta a Atticus Finch, un abogado profundamente honesto, en “Matar a un ruiseñor”.

4. PHILADELPHIA (Dirigida por Jonathan Demme, 1993)

Philadelphia fue inspirada en el caso real del abogado neoyorkino Geoffrey Bowes, que en 1986, presentó una demanda a la División de Derechos Humanos del Estado de Nueva York argumentando que había sido despedido de su trabajo en el bufete de abogados Baker & McKenzie en Manhattan después de que unas lesiones relacionadas al SIDA aparecieran en su cara.

En la película se cambian los nombres, pero no los hechos.

El filme narra los detalles de la vida del abogado Andrew Beckett (interpretado por Tom Hanks) y su caso contra Wyant, Wheeler, Hellerman, Tetlow & Brown, el bufete corporativo que lo emplea.

Se trata de un despido improcedente debido a la orientación sexual.

Tras ser despedido contacta con decenas de abogados para defiendan su caso. Se trata de una lucha en busca no sólo del reconocimiento de sus derechos, sino también en defensa de su honor y prestigio profesional, frente a los prejuicios sociales de la llamada “peste rosa”, así se denominaba al SIDA en los años 80.

Finalmente llega a la oficina de Joe Miller (interpretado por Denzel Washington), un abogado negro, que se hará cargo del caso junto a él.

Al principio, el caso parece perdido. Todos los testigos que hablaron con Joe y su bufete, a favor de Andrew, cambian su testimonio al saber contra quién se enfrentan. La firma Wyant, Wheeler emplea tácticas muy agresivas para desprestigiar al protagonista.

Además, conocedores del agravamiento de la enfermedad intentan dilatar el proceso todo lo posible. La táctica es muy agresiva, emplea a sus mejores abogados y una inmensa fortuna con tal de desprestigiar a Andrew.

Finalmente, tras un largo proceso, el jurado falla a favor de Andrew, condenando al despacho de abogados a pagar una indemnización millonaria, de algo más de cinco millones de dólares.

Un dinero que el protagonista no podrá disfrutarla morir como consecuencia del SIDA.

“Philadelphia” es una película sobre discriminación interpretada por Tom Hanks y Denzel Washington.

5. LA CAJA DE MÚSICA (Dirigida por Constantin Costa-Gavras, 1999)

La película cuenta en clave de drama familiar la historia de Anne Talbot (Jessica Lange) es una prestigiosa abogada criminalista de Chicago divorciada y con un hijo,  que decide encargarse de la defensa jurídica de su padre, un inmigrante de origen húngaro Mike Lazlo (Armin Mueller-Stahl) cuando es sorprendido con una acusación por crímenes de guerra en su presunto pasado como oficial al servicio de la Alemania nazi durante el exterminio de los judíos húngaros de 1944.

Su hija, entendiendo ridícula la acusación y absurdas las insinuaciones del pasado nazi de su padre, se verá inmersa en una investigación en Europa que le irá deparando algunas sorpresas desagradables.

La investigación del caso y el subsiguiente juicio ocupan prácticamente la película, pero la historia va mucho más allá del drama judicial de interrogatorios y tribunales para adentrarse en el terreno de las emociones, de lo íntimo, del desengaño.

Y además, es una crítica a las redes de evasión y de ocultamiento de los criminales nazis que han permitido que muchos de ellos vivan incluso hoy en día como ancianos venerables en países vencedores del conflicto o en paraísos tropicales.

Un inmigrante húngaro (Armin Mueller-Stahl), afincado en los Estados Unidos desde el final de la II Guerra Mundial, es acusado de ser un criminal de guerra nazi. Su hija Ann (Jessica Lange), una abogada de prestigio, convencida de su inocencia, decide ocuparse personalmente de su defensa

6. A CIVIL ACTION. (Dirigida por Steven Zaillian, 1998)

Esta película se centra en el libro homónimo de Jonathan Harr, el cual a su vez está basado en un hecho real sobre un caso judicial sobre contaminación del agua en los años 80, producida por el deshecho ilegal de desperdicios químicos en la localidad de Woburn, Massachusetts.

Narra las peripecias de una pequeña firma de abogados, encabezada por Jan Schlichtmann (John Travolta), que  llevan ante los tribunales a varias empresas cercanas a un río de Woburn de ser acusadas de arrojar productos extremadamente contaminantes (disolventes, tricloroetileno y Silicona) que parecen estar relacionados con la muerte por leucemia y cáncer de algunos vecinos de la zona.

Y vemos el enfrentamiento entre los dos grandes despachos contratados por las empresas demandadas (las corporaciones W.R. Grace & Co. y Beatrice Foods) y el pequeño despacho de los demandantes.

Es especialmente significativo analizar cómo la estrategia de los grandes bufetes –(Foley, Hoag & Eliot con William Cheeseman –Bruce Norris– a la cabeza y Hale & Dorr representados por el viejo Jerome Facher (Robert Duvall)– es dilatar el juicio todo lo posible, encarecer las pruebas y lograr el estrangulamiento financiero del despacho de Jan Schlichtmann para forzarle llegar a un acuerdo extraprocesal.

Schlichtmann, acostumbrado a pactar con las partes implicadas antes del juicio, deberá reformular su ética y sus rutinas de trabajo. Nos muestra los nos muestra lo costoso, tedioso y agotador que pueden llegar a ser los procesos civiles en los Estados Unidos. (Proceso de investigación, estudios geológicos,  entrevistas…algo que acaba arruinando al protagonista).

Y donde debe quedar claro que hay que mantener cierta distancia y perspectiva, como asegura el propio Schlichtmann: “El abogado de un demandante no debe involucrarse nunca con el dolor de su cliente si lo hace, le causa un perjuicio tan grande que debería quitarle la licencia de abogado, le enturbia el criterio, y eso es tan útil para su cliente como un médico que se espanta al ver la sangre”.

Jan Schlichtmann (John Travolta), es un tenaz abogado que representa a un grupo de familias en la película Civil Action.

Sin embargo, él se olvido de eso al ver el padecimiento de sus clientes.

Una de las mejores cosas de esta fantástica película es el profesor de Harvard que defiende a una de las empresas implicadas, Jerome Facher, (genialmente interpretado por Robert Duvall). Duvall logra crear un personaje soberbio, al que dota de un aire desinteresado, desordenado y (engañosamente) disperso.

Para Facher la idea de un “tribunal criminal es crimen y castigo, la idea de un tribunal civil y del derecho de daños personales, aunque a nadie le guste decirlo es el dinero, dinero por sufrimiento, dinero por muerte”.

Todo la película es una lucha de poder, donde Schlichtmann, presionado por sus socios y en medio del desastre financiero, termina aceptando la propuesta de acuerdo que le propone uno de los  propietarios de una de las empresas demandadas, una suma que apenas sirve para sufragar los gastos del proceso pero que no evita la bancarrota de su pequeño bufete.

Es la típica historia de David contra Goliat. Y, al final el protagonista, sin nada que ganar conseguirá que la Agencia Nacional del Medio Ambiente se interese por el asunto e imponga unas sanciones más justas y severas que las pactadas en la primera indemnización.El caso se dio a conocer como Anne Anderson, et al., v. Cryovac, Inc et al. siendo este el primer caso de alegación del Acta 96 F.R.D 431 (denegación de la acusación a desestimar).

7. ANATOMÍA DE UN ASESINATO. (Dirigida por Otto Preminger, 1959)

El director, Otto Preminger, abogado e hijo de abogado, se mueve con naturalidad en esta película ambientada en el subgénero de tribunales.

La película esta basada en la novela homónima de Robert Traver (pseudónimo de John Voelker, que fue magistrado de la Corte Suprema del Estado de Michigan) y narra la historia de un abogado de provincia, Paul Biegler (interpretado por James Stewart), que no ha sido reelegido para el cargo de fiscal, ahora se dedica más a la pesca junto a un amigo que a su despacho de abogado.

Sin embargo, se hace cargo de la defensa de un teniente de la base militar, (Ben Gazzara), acusado del homicidio del propietario de un bar que ha violado a su mujer.

James Stewart acepta el caso porque necesita el dinero. Un hombre ha cometido un crimen, pero como todo acusado tiene derecho a un juicio justo. Ha cometido un asesinato por celos, unos celos provenientes de la violación sufrida por su pareja (Lee Remick), una mujer ligera de cascos de esas que enturbian los pensamientos de los hombres que pululan a su alrededor.

La película narra los preparativos y el desarrollo del juicio, durante el que Biegler tratará de conseguir un veredicto de inocencia para su cliente, basándose en que su acción fue «excusable» porque actuó bajo un «impulso irresistible» (trastorno mental transitorio).

Lo mejor es que el el director, Otto Preminger, no juzga a sus personajes ni establece ningún tipo de moralidad sobre lo que narra. Se limita a exponer los hechos de forma directa, en muchas ocasiones de forma cruel, dejando para el espectador el decidir qué está bien y qué mal. Logrando que se ponga en el lugar de los personajes.

En la imagen el protagonista de la película, James Stewart en un momento del juicio.

8. FRACTURE (Dirigida por Gregory Hoblit, 2007)

La trama arranca con un exitoso ingeniero aeronáutico Theodore “Ted” Crawford (Anthony Hopkins), que dispara contra su mujer al descubrir que le era infiel con un policía de homicidios.

El fiscal encargado del caso (Ryan Gosling) es un joven brillante y ambicioso al que le acaban de hacer una oferta de un prestigioso bufete de abogados: Wooton & Simms.

En el juicio, Crawford actúa como su propio abogado, lo que sirve como vehículo clave para la trama de la película, el enfrentamiento de un fiscal estrella con un litigante supuestamente no entrenado.

El fiscal pronto descubrirá que el acusado ha preparado con detalle su crimen y que las pruebas no son tan concluyentes como había pensado.

Se abre una interesante situación de conflicto de intereses (conocido como “revolving doors”) por parte de un acusador público con un pie en el ejercicio privado.

Finalmente la integridad del personaje puede más que su ambición.

Cuando la cinta parece resuelta y agotada, la decisión del asesino absuelto de terminar legalmente con la vida de su mujer desenchufándola de la máquina que la mantiene con vida en el Hospital, además de mostrar con crudeza los riesgos del testamento vital y de la eutanasia, permite al fiscal superar el obstáculo del “non bis in ídem”.

Fotograma de la película “Fracture”. A un lado Ryan Gosling y al otro Anthony Hopkins.

9. ERIN BROCKOVICH (Steven Soderbergh, 2000)

‘Erin Brockovich’ está basada en hechos reales. Narra la singular historia de una mujer sin formación legal y un complicado contexto familiar en la preparación y desenlace de una exitosa demanda contra la Pacific Gas and Electric Company  (PG&E) por contaminación del agua de consumo humano con cromo hexavalente en Hinkley (California, EE.UU.).

PG&E uso ese cromo hexavalente durante 14 años pero los desperfectos que éste ocasionó no fueron descubiertos hasta 1993 cuando Erin Brockovich, que archivaba el expediente de la familia Jensen la cual había recurrido al abogado Masry para resolver un caso de inmobiliario (PG&E les quería comprar su casa en Hinkley y ellos no querían vender).

A Erin le sorprendió que en el expediente adjuntara registros médicos. Tras visitar a la familia se da cuenta que la empresa ha pagado los gastos médicos de su hija. No es normal que una empresa cubra gastos médicos sólo porque quiere comprar una casa…, y por eso decide iniciar una  investigación.

Los Jensen tienen cáncer y estos análisis cortesía de PG&E son la punta del iceberg. Hay muchos más casos en la zona. Por lo que se entabla una demanda colectiva por daños punitivos.

Nos acerca a las estrategias de ocultación de riesgos ambientales de las grandes corporaciones industriales así como reivindicar el valor del conocimiento lego y del empoderamiento de los ciudadanos en la defensa del derecho a la salud.

También puso sobre la mesa de los gobiernos el tema de salud pública relacionada con la industria.

Erin Brockovich consiguió que 650 afectados demandaran a PG&E; el caso resuelto en 1996 consiguió la indemnización más alta jamás pagada en la historia de los Estados Unidos: 333 millones de dólares.  En 2006, PG&E tuvo que pagar otros 295 millones a más víctimas y en 2008 pagó lo que se creía eran  los últimos 20 millones del caso.

“Erin Brockovich” le dio el Óscar a Julia Roberts en 2001.

Julia Robert, ganó un Oscar por interpretar a Erin Brockovich, que logró ganar una demanda histórica contra PG&E.

10. ALGUNOS HOMBRES BUENOS (Rob Reiner, 1992)

Es una de las películas judiciales más sólidas que se han hecho dentro del llamado subgénero de los consejos de guerra en una corte militar. Basada en una exitosa pieza teatral, que arrasó en los escenarios, escrita por Aaron Sorkin, el mismo que se encargó de adaptarla para la gran pantalla. Cuenta con un gran reparto encabezado Tom Cruise, Demi Moore Jack Nicholson.

Narra como el teniente Daniel Kaffee (Tom Cruise), prometedor abogado de la Marina con una excelente reputación tiene que defender a dos marines acusados de asesinato en la base de Guantánamo.

Un lugar que representa la vergüenza histórica de los crímenes contra la humanidad allí cometidos.

El relato pretende describir cómo pueden llegar a ser los altos mandos militares capaces de dirigir un lugar tan cruel como espantoso. Y aborda toda la disciplina militar y sus códigos de silencio.

El juicio se desarrolla veloz y sin la menor caída de ritmo. Los diálogos son certeros y magníficos, con personajes episódicos pero trazados a la perfección, en un crescendo admirable que concluye con el alegato final donde el abogado que encarna Tom Cruise, consigue desmontar toda la estrategia del ejército para encubrir el asesinato de un marine al sacar de quicio a un soberbio Jack Nicholson, encarnado al personaje del Coronel Nathan R. Jessup, al preguntarle: “¿Ordenó usted el Código Rojo?”.

Cuando el alegato final se hace bien, se asemeja a una sinfonía en directo o una puesta de sol irrepetible. Es una pieza de arte, algo único y especial que se desvanece cuando llega a su fin, pero cuyos ecos quedan en el interior de los que deben decidir.

Tom Cruise es el protagonista de esta película que tiene como antagonista a un soberbio Jack Nicholson, encarnado al personaje del Coronel Nathan R. Jessup

11. VEREDICTO FINAL (Sidney Lumet, 1982)

Sidney Lumet realiza en esta película una brillante una radiografía sobre la abogacía, a través de la vida de Frank Galvin (Paul Newman), un abogado que lo perdió todo y ahora tiene la oportunidad de ser alguien, al enfrentarse a un importante caso sobre negligencia médica.

La trama aborda un juicio civil de imprudencia médica con jurado que sobreviene a un malogrado acuerdo económico. La imagen de una mujer en estado vegetal a causa de una mala praxis al dar a luz en el Hospital Santa Catalina, este último perteneciente al arzobispado de Boston, es el origen de un drama judicial.

Pese a que fuera de las pantallas de cine, la realidad suele ser más propicia para los poderosos que para los débiles, la integridad del abogado protagonista, espléndidamente interpretado por Newman, resulta reparadora no solo para los familiares de la víctimas, más allá de la compensación económica, también para su propia vida.

Galvin ve el caso que tiene entre manos como una apuesta personal y una oportunidad para salir del pozo en el que se ha metido. “No habrán otros casos, éste es el caso”. Se llega a decir a sí mismo.

Algo que también defiende Galvin en su alegato final“Ustedes son la ley, no es un código, ni los abogados, ni es una estatua de mármol, ni las ceremonias de una corte. Eso son símbolos, nuestro deseo es ser justos (…). Si vamos a tener fe en la justicia tan sólo hemos de creer en nosotros mismos; yo creo que hay justicia en nuestros corazones”.

La película reivindica la labor del jurado como centro no corrompido de la Administración de Justicia.

También es soberbia la interpretación del fiscal al que da vida un pletórico James Mason.

Paul Newman encarna al abogado Frank Galvin,  un abogado que lo perdió todo y ahora tiene la oportunidad de ser alguien, al enfrentarse a un importante caso sobre negligencia médica.

12. EL CLIENTE (Dirigida por Joel Schumacher, 1994)

Se trata de un thriller basado en la novela homónima de John Grisham y dirigido por Joel Schumacher.

Mark Sway (Brad Renfro) es un niño de once años que es testigo de la muerte de un abogado de Nueva Orleans.

Un momento antes de morir, el abogado le revela un terrible secreto relacionado con el reciente asesinato de un senador de Luisiana, cuyo supuesto asesino, un matón de la mafia, está a punto de ser juzgado.

La policía, el fiscal federal y el FBI presionan al niño para que revele las últimas palabras del abogado, pero él, consciente de que la mafia vigila todos y cada uno de sus movimientos, sabe que casi con toda seguridad se jugaría la vida.